'Cualquier militar o policía investigado termina detenido'

El ministro Juan C. Pinzón habla tras el escándalo en el Ejército. "Nadie se fue porque sí", dice.
Foto: El Tiempo
Domingo 23 de Febrero del 2014

Confiesa dolor, como si fuera un soldado, por las sanciones que tomó contra 6 generales de la República, a quienes llamó a retiro, pero asume con estoicismo y fortaleza la responsabilidad de las medidas, en defensa de la transparencia de las instituciones.

El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, no oculta su abatimiento por los hechos que provocaron la crisis militar, pero dice con convicción que “nadie se fue porque sí”.

¿Qué opina de la reacción de los 6 generales retirados?

Es muy comprensible de parte de hombres que les han servido tantos años al país y a las Fuerzas Militares. Yo lo entiendo. Pero a veces hay que tomar decisiones para fortalecer las instituciones; fueron decisiones dolorosas, pero había que hacerlo.

¿Por qué dispone el retiro de 6 generales y usted mismo no ofrece su dimisión, si, aparentemente, era usted tan responsable como ellos de las faltas de control?

Mi renuncia siempre está lista. Se la ofrecí al señor Presidente. Pero estamos es para resolver los problemas, afrontarlos, porque el país necesita instituciones que sean fuertes y transparentes, y tenemos que seguir trabajando para que eso sea así.

¿Usted se siente responsable de algo en esta crisis?

Yo habría agradecido si me hubieran traído todas esas denuncias a mi oficina para tomar las decisiones que había que tomar y denunciar ante las autoridades competentes sin necesidad del escándalo y de semejante daño de imagen y de opinión a las instituciones militares.

¿Pero usted no se siente un poco responsable, como los generales retirados, por esa falta de prevención, o de vigilancia o de control?

Estas son unas fuerzas armadas de medio millón de personas. Cada una de las instituciones es más grande que el resto del Gobierno completo. Entonces, pensar en un control personal o particular es difícil. Pero ustedes, los periodistas, y el país desconocen la cantidad de trabajo y de soluciones que permanentemente hacemos en aras del fortalecimiento y la transparencia de la Fuerza Pública.

Desde mi llegada instauramos una línea 1800 que se denomina ‘Línea del Honor’, donde se garantizan la confidencialidad y el trámite de las denuncias; con la Otán trabajamos en la estandarización, fortalecimos procedimientos contractuales. La ejecución del recurso del impuesto al patrimonio contó con el acompañamiento de académicos y empresarios de primer nivel del país.

Pero, ante la crisis, muchos sectores de opinión esperaban su renuncia…

Yo sí le dije al Presidente que yo renunciaba. No tengo ningún problema en eso. No crean que yo estoy acá aferrado al cargo. No. Pero mientras esté –sean días, sean meses o sean años– voy a estar tomando decisiones para resolver problemas.

Perdone que le insista: ¿por qué los generales y no usted?

Se lo voy a responder con franqueza: aquí nadie se va porque sí y yo creo que eso es suficiente. A nadie se le ha acusado aquí de corrupción, a nadie se le ha dicho que tiene un cargo de ese estilo. Eso les corresponde a las autoridades que tienen que ver con esas materias. Lo que nos corresponde asegurar es que quienes tienen que ejercer controles los ejerzan; que quienes tienen que gerenciar estas instituciones, las gerencien bien y que quienes tienen que asegurarse de que los procedimientos se cumplan, ¡pues los cumplan! Bajo esas líneas tomamos las decisiones que tomamos.

¿Cuando usted dice “nadie se fue porque sí”, es que se fueron por algo?

Exactamente. Eso fue expuesto en nuestro comunicado de manera muy específica.

Dice que habría preferido que se lo contaran antes a usted que a ‘Semana’. ¿Quién?

Pues el informante. Esa debería haber sido la manera de proceder. Pero también debo decirle que entiendo, respeto –y contra ello no tendría ninguna crítica– la actividad investigativa de los medios. Lo que quiero decir es que, si viene el informante a mí, se habría podido evitar una situación tan escandalosa.

¿Pero que hubieran ido ante usted quién o quiénes?

Las autoridades que tuvieran esas investigaciones o quien las hubiera tenido. Con este mensaje no estoy pensando en el pasado sino en el futuro. Si hay alguien que tenga una denuncia, que nos la haga saber y actuaremos.

¿Usted cree que habría pasado lo que pasó si se lo dicen a usted?

Seguramente porque cada vez que he tenido que tomar decisiones las he tomado. Pero sin tanto ruido, sin mucho anuncio pero con mucha claridad.

¿Usted no teme que haya podido equivocarse en alguna de esas decisiones?

No. Esto lo pensamos de manera ponderada, seria, tranquila y pensando exclusivamente en el fortalecimiento de las instituciones.

¿Qué lo condujo a crear la Sección de Transparencia?

Desde que llegué, he sido obsesivo en insistir en un discurso de ética y disciplina, pero hemos priorizado el tema, junto con asuntos como la lucha contra el terrorismo, la criminalidad, el mejoramiento de los beneficios a las Fuerzas Armadas, la seguridad jurídica, el fortalecimiento en equipos. En este campo de la ética y la disciplina, esta coyuntura nos da la oportunidad de fortalecerlas. La transparencia y la credibilidad que deben tener las instituciones ayuda a fortalecerlas. Este es un tema de principios y de valores, pues también es una manera de proteger a la institución.

He notado que aquellos que quieren atacar a las Fuerzas Armadas, quién sabe con qué intención –y no me refiero en este caso a los medios de comunicación bajo ningún aspecto–, aprovechan cualquier situación para buscar debilitarlas. Estas acciones que hemos tomado generan dos efectos: uno, disuasivo frente a cualquier comportamiento irregular; y dos, ejemplarizante.

En su opinión, ¿qué fue lo que originó la crisis?

Hay varias cosas que se pueden decir: una, es el caso del general Barrero, de quien me ha dolido profundamente su retiro; es un gran soldado, un hombre bueno, un hombre comprometido con el país. Como él mismo reconoció de manera gallarda, esta situación era muy difícil de explicar en escenarios internacionales. Dos, frente al caso de otros oficiales, unos se fueron por voluntad propia, otros simplemente porque quedaron oficiales más antiguos que ellos en posiciones y tuvieron que pasar a retiro y tres: hay otros donde tuvimos que tomar decisiones precisamente porque se habían hecho inspecciones con anterioridad que reflejaban que no necesariamente había el nivel de control y de gerencia apropiados para ciertos cargos y sin que ello indicara ningún nexo con una actividad por fuera de la ley. La verdad es que esa ausencia de control y gerencia sí invitó a tomar una decisiones que precisamente ayudaran a fortalecer estas instituciones.

Si usted reconoce que el general Barrero era un gran soldado, ¿por qué lo sacó?

Por las expresiones que usó para referirse a la Fiscalía. No eran expresiones que pudieran ser explicadas fácilmente ante la comunidad internacional y en otros espacios, como él lo reconoció. Lamento profundamente la partida de este hombre.

¿Y cuál es su opinión sobre el sentido en sí de crítica de las palabras del general Barrero sobre la Fiscalía?

Yo vengo diciéndole al país, desde hace tiempo, que aquí tenemos una situación que sigue siendo muy angustiosa para los miembros de las Fuerzas Armadas y es que a cualquier militar o policía, por una investigación de una muerte en combate, inmediatamente lo llaman ‘falso positivo’ y le dictan órdenes de captura. Eso, obviamente, genera ese síndrome que hay dentro de las Fuerzas Armadas de preocupación permanente por sentir que no hay un manejo justo con ese tipo de casos.

¿Eso lo ha hablado usted con el Fiscal General?

Por supuesto. Y lo hemos hablado con franqueza y creo que él es consciente y también le preocupan estos casos. Cuando a un miembro de la fuerza pública lo investigan, lo detienen. Y una vez lo detienen, sin fallo, queda al 50 por ciento del salario. Y mientras el fondo de defensa, que recién aprobó el Congreso, funciona, les toca pagar directamente su defensa. Quedan sus familias en la calle. La angustia que se genera es muy grande; incluso muchos que sí enfrentan situaciones preocupantes en derechos humanos, pasan los años y no hay fallos.

Esta debe ser la oportunidad para una reflexión completa sobre este asunto. Hay que tener armonía entre las distintas instituciones del Estado. Por eso, vamos a seguir hablando con el Fiscal sobre estos temas. Queremos hacerle notar al país que este es un tema que genera mucha zozobra y preocupación en las FF. AA.

Es decir, señor Ministro, si le entendí bien –y si no, le ruego que me corrija–, no es que justifique la reacción del general Barrero contra la Fiscalía, pero sí la explica...

No la puedo justificar en ningún caso, pero creo que aquí hay unos temas que son complejos y que no se pueden tapar. Este es un tema que requiere análisis de fondo frente a la situación que viven muchos de los miembros de nuestras Fuerzas Armadas en el aspecto jurídico.

Repito: no defiende la tesis del general Barrero, pero las comprende…

Son sus palabras, Yamid, son sus palabras. Si le respondo, a lo mejor no se interprete bien. La Fiscalía es competente para investigar cualquier asunto de miembros de las Fuerzas Armadas fuera del servicio o en relación con los derechos humanos. Lo que sí hay es un sentimiento de que cualquier investigación a miembros de las FF. AA. termina en orden de captura generando una situación muy lesiva para ellos. Pero eso en nada puede justificar una reacción adversa a la justicia.

Ese problema hay que enfrentarlo y resolverlo, para que por un lado se garantice el castigo y el respeto por los derechos humanos, y por otro lado, no se cometan injusticias con miembros de la Fuerza Pública.

¿Y es que se están cometiendo injusticias?

Un militar o policía que es investigado por una denuncia le ordenan captura.

¿Me dice que ha hablado con el Fiscal sobre el tema?

Sí lo hemos hablado y nos hemos aproximado sobre cómo se puede solucionar.

¿En el fondo, la crisis actual la originó eso: las resistencias contra la Fiscalía?

Yo no puedo justificar malos comportamientos. No podemos permitir sensación de corrupción ni sensación de comportamientos irregulares. Y en ese sentido, también es que hemos tomado las decisiones. Aquí no puede haber excusas para que la gente actúe de una manera alejada de los valores y los principios de las Fuerzas Armadas. Pero lo que no se puede hacer es simplemente pensar que estos son temas que se discuten y se resuelven con soluciones limitadas; aquí hay temas que requieren soluciones de fondo. Frente a la corrupción, tenemos que tener más dientes y herramientas para actuar; frente al tema de la situación jurídica de los miembros de la Fuerza pública, se necesitan soluciones. Esto hay que hablarlo con franqueza, porque, si no, vamos a seguir enfrentando dificultades y problemas.

Usted se reunió el viernes pasado con todos los generales. ¿Conclusiones?

Claridad entre todos en que hay que seguir trabajando para fortalecer las instituciones; en que no hay que perder la hoja de ruta, que es la más importante: la derrota de los terroristas para contribuir a la paz. Si aquí en Colombia va a haber paz, es porque las Fuerzas Armadas la han venido construyendo con sacrificio, con sangre, con esfuerzo, y eso es lo que va a seguir ocurriendo, así como planificar todo el futuro de las Fuerzas Armadas para un país que las necesita.

¿Qué fue lo que ocurrió en la Policía con los generales León Riaño y Ricaurte?

Convinimos con el general Palomino que hay un ciclo. Hay unas razones que nos permiten pensar que es bueno que partan de la institución.

Siempre, después de la tempestad, viene la calma. ¿La tempestad ya pasó?

Todo el tiempo estamos en tempestad. No recuerdo un día de calma: o es una cosa o es otra, y aquí estamos para eso. Voy a seguir trabajando sin descanso, con carácter y firmeza, pensando siempre en la seguridad de los colombianos, que, en últimas, son la razón de ser de nuestro trabajo. Y quiero decirles a todos los militares y a todos policías que mi afecto por mi país es tan grande como por estas instituciones; que es interminable e inagotable; que las queremos profundamente y que las defendemos a muerte. Hay problemas y dificultades, pero las instituciones son grandes, magníficas e importantes porque tienen principios y valores esenciales. Siempre vamos a trabajar para que sean mejores, más fuertes y sigan siendo la piedra angular de Colombia, del Estado y del pueblo colombiano. Como dijo el viernes en su discurso el presidente Santos, “el Ejército de Colombia ha sido una institución insigne a través de toda nuestra vida republicana. La vamos a defender a toda costa y la vamos a preservar”.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO