‘Las Farc convirtieron a Colombia en un país conservador’: Jorge Melo

El historiador habla de historia del país y dice que la guerrilla desacreditó a la izquierda legal.

Foto: El Tiempo
Domingo 01 de Abril del 2018

En la época de la Independencia, Bolívar y Santander eran compañeros, pero luego se volvieron enemigos totales. ¿Por qué? Esta y otras preguntas tienen respuesta en el libro 'Historia mínima de Colombia', de Jorge Orlando Melo, uno de los grandes historiadores del país.

Su diálogo con EL TIEMPO se abre hoy con el conflicto que enfrentó a nuestros libertadores.

¿Por qué los dos terminaron enfrentados?

Esa es la historia. Los conservadores querían conservar una sociedad religiosa, con un poder grande del presidente, y los liberales no. La Regeneración reivindicó a Bolívar para crear un gobierno centralista y autoritario. En 1952, cuando Laureano Gómez quiso crear una república casi sin ideas liberales proclamó que Colombia era una "república bolivariana" y que Bolívar sería el gran inspirador. El legalismo santanderista lo reivindicaron los liberales, sobre todo Eduardo Santos y sus sucesores. Esa contraposición llevó a guerras, pero en Colombia hasta los peores enemigos terminan firmando tratados y convenios de paz, y liberales y conservadores han firmado muchos acuerdos para gobernar juntos.

Pero, parecen más luchas personales que ideológicas...

Sí, pero es más que eso. En 1830, los santanderistas y muchos bolivaristas se pusieron de acuerdo para tumbar la dictadura del general Rafael Urdaneta, un bolivarista. En 1854, cuando el Ejército se tomó el poder, los liberales más radicales y los conservadores más conservadores se pusieron de acuerdo para tumbar al general Melo. Los que empiezan de enemigos acaban de amigos y los que empiezan de amigos acaban de enemigos. Siempre ha sido así. Es un país de negociaciones, de transacciones. Los partidos no tienen unidad ideológica, buscan cómo lograr alianzas con grupos del otro partido, apoyándose en intereses de los políticos.

¿Así se entiende por qué es reiterado el conflicto entre dos líderes políticos a lo largo de toda nuestra historia?

Como los partidos son débiles, los dirigentes han tenido mucho poder. Se enfrentan, arrastrando alianzas y grupos, y después, muchas veces, hacen las paces más inesperadas. Mosquera, el gran jefe conservador, hace la paz con los liberales; Rafael Núñez, después de expropiarla, gobierna con la Iglesia y los dirigentes conservadores, Caro y Holguín; Rafael Uribe Uribe, que se enfrentó en la guerra de los Mil Días al otro Rafael, a Reyes, termina apoyando su gobierno entre 1904 y 1909. Y Laureano Gómez y los liberales Alfonso López Pumarejo, Alberto Lleras Camargo y Carlos Lleras Restrepo hicieron la paz en 1957. Las guerras unen mucho a los enemigos.

Para escribir la 'Historia mínima de Colombia', usted investigó varios años. ¿Qué fue lo que más lo impresionó?

Hubo algunas ideas permanentes. Una fue la de que, por falta de factores fuertes de unidad, ni una clase dirigentes homogénea ni partidos políticos, nunca funcionaron proyectos de largo plazo, con ideología definida. Y pronto empecé a pensar que eso no estaba tan mal: era lo que explicaba por qué el país acaba encontrando soluciones a los problemas. Claro, no soluciones de fondo, sino a medias. En la economía, a veces ganan los proteccionistas, pero otras los librecambistas; nunca domina realmente ninguno, y siguen con los ensayos. Y cuando un grupo sufre, otros se benefician. Lo mismo con los proyectos sociales: los que promovieron los derechos de sindicalismo o de las mujeres no lograban sino unas pocas cosas, pero transaban con los gobiernos para establecer el salario mínimo o el derecho a entrar a la universidad para las mujeres.

"Por falta de factores fuertes de unidad, ni una clase dirigentes homogénea ni partidos políticos, nunca funcionaron proyectos de largo plazo, con ideología definida"

¿Esa fue su más fuerte sensación al escribir el libro?

Como también tenía que ver con lo que yo había vivido entre 1960 y 1980, desde cuando estudiaba en la universidad, descubrí que los proyectos de revolución izquierdista y socialista siempre fueron contraproducentes, siempre ayudaron a la derecha. La propuesta de la lucha armada desacreditó la lucha social y política, y los movimientos populares y de izquierda perdieron fuerza. Los últimos 60 años de lucha guerrillera acabaron con la izquierda legal, infiltrada o perseguida.

¿La lucha armada fue provocada por qué?

Hay tres factores. Uno, objetivo: la desigualdad, la pobreza, las injusticias sociales. Dos, un factor subjetivo: que alguien diga que la injusticia social justifica la rebelión armada, el ataque a pueblos, todo lo que se hizo en Colombia. La guerrilla y sus ideólogos hicieron esto, y por eso son los grandes responsables de esta tragedia. Y hay un tercer factor: la respuesta del Gobierno, que parecía pensada para favorecer la revolución. Cuando unos grupos sin poder creyeron en 1928 que iban a montar una república comunista, el Gobierno sacó una ley heroica que usó para reprimir a liberales y socialista. Turbay les dio todo el poder a los militares y convirtió a la guerrilla en víctima. Como los gobiernos empezaron a negociar con la guerrilla, desde 1981, muchos dentro del Gobierno comenzaron a promover grupos civiles ilegales con apoyo de militares: los paramilitares. Y recientemente, los 'falsos positivos'. El gobierno de Uribe iba en un camino que parecía exitoso, y los 'falsos positivos' debilitaron esa estrategia y desacreditaron al Estado. Me parece que en Colombia la guerrilla duró estos 50 años en buena parte porque la respuesta estatal, por ser ilegal, le dio fuerza.

El presidente Ospina decía que Colombia es un país conservador que vota liberal, ¿eso era así o ahora es conservador?

Los grupos conservadores han tenido un gran poder, y sus ideas son aceptadas por muchas personas en las clases medias, incluso los pequeños propietarios rurales. Pero el tono de radicalismo conservador de los últimos años, que ha convertido a muchos liberales en jefes de movimientos muy conservadores, es ante todo el resultado de los años de lucha armada.

¿Su teoría es que las Farc conservatizaron el país?

El efecto de las Farc es que nos volvimos superconservadores, el país más conservador de América Latina.

¿Cómo explica que si el país sufría mucho con las Farc, llega un presidente que logra la paz, y tampoco el país está de acuerdo?

Porque el país quiere que las Farc paguen por lo que hicieron, al menos moralmente, y las Farc no han ayudado mucho: han pedido perdón no por haber hecho la guerra, sino por los "errores" que cometieron. La gente quiere que digan: "Nos equivocamos y ahora buscaremos un país en paz". Pero eso de que "hicimos una guerra justa, aunque cometimos algunos errores" no es aceptable.

¿Por qué, en medio de tantas guerras, de tantos conflictos, el país ha crecido?

Nunca creció mucho, pero casi nunca dejó de crecer. El país nunca se casó con una sola cosa: se metió con el tabaco y le fue bien unos años; siguió con el añil, no le fue bien; y siguió con el café, pero cuando entró en crisis se metió con el petróleo y los metales; quién sabe ahora para dónde iremos. Creo que seguirá acomodándose. Y aunque las reformas sociales no funcionaron -la reforma agraria es un ejemplo-, en los últimos 110 años, desde 1904, ha habido mucho avance, gradual y disperso. Lo más notable ha sido el cambio en la condición de vida de las mujeres, que lucharon para abrir nuevos canales y lo lograron. Hasta 1930 no podían sacar ni bachillerato; hoy terminan más mujeres en la universidad que hombres. En segundo lugar, la educación; se acaba de llegar a índices de cubrimiento total en la básica. Y en salud: los colombianos hoy viven, en promedio, 30 años más que en 1900 porque hay servicios de salud que llegan a más gente.

¿Cuál es la conclusión más importante que debe sacar un lector de su libro?

Colombia no es el desastre que algunos pintan ni la maravilla que dicen otros. Nos ha ido bien en algunas cosas y muy mal en otras. Mal en violencia, corrupción y justicia; bien en desarrollo económico, en desarrollo social -sobre todo por el avance de las mujeres-, en educación y salud y, quizás, por el mejoramiento en la calidad de la vida urbana. Pero no hay organizaciones políticas, ni propuestas ni programas confiables, pues los grupos clientelistas gobiernan sin plan y se ajustan a los elementos de poder reales a cambio de favores y recursos.

"Nos ha ido mal en violencia, corrupción y justicia; bien en desarrollo económico, en desarrollo social -sobre todo por el avance de las mujeres-, en educación y salud"

¿Y su perspectiva para el futuro?

Lo veo con una mezcla de optimismo y pesimismo: nadie va a controlar este país, no existen posibilidades de que una dictadura de derecha o de izquierda lo maneje. Lo que puede seguir es más de lo mismo, es decir, clientelismo: transacciones con los poderes locales, pero dentro de un sistema político que debe lograr un mínimo de apoyo de los ciudadanos y seguirá cumpliendo a medias sus obligaciones, con reglas de juego que se obedecen a medias, porque no hay capacidad para cumplir la ley y respetarlas.

¿Esa incapacidad qué es?

La dificultad de cumplir la ley. Aquí, lo usual es decir: yo cumplo lo que me sirve. La gente se queja de que los políticos y los jueces violen la ley y sean corruptos, pero no tiene inconveniente para evadir el pago de un impuesto de aduana o conseguir un cupo en un colegio con palancas.

El Congreso acaba de aprobar una ley para que se vuelva a enseñar historia en los colegios, ¿su libro ayudará a eso?

La ley que aprobó el Congreso dice que hay que enseñar historia como parte de las ciencias sociales. Eso decían la ley vigente desde 1994 y los programas aprobados desde 1984, de modo que si no se enseñaba no era por falta de una ley. El problema es otro: la propuesta de 1984 y 1994 era buena, pero se quedó en unos documentos del Ministerio de Educación correctos pero de difícil aplicación por los maestros. Sin materiales apropiados, sin guías concretas, terminaron dejando la historia de lado y hablando de los "problemas" del país, lo que se presta para toda clase de mezcolanzas.

"La historia libera las mentes del peso del pasado para entender mejor los debates actuales"

¿Qué se debe hacer para que ahora volvamos a enseñar historia?

Hay que preparar materiales de enseñanza para las clases: manuales buenos, colecciones de documentos, mapas, narraciones históricas para niños. Y eso se puede subir a internet. El Gobierno gastó miles de millones de pesos en llenar de computadores y tabletas los salones de clase, pero no ha llenado esos computadores con materiales de clase, y en asuntos de historia colombiana están vacíos.

¿Cuáles son las grandes ventajas de que los jóvenes estudien historia?

La historia no da respuestas para el futuro, pero ayuda a que los ciudadanos se enfrenten a los asuntos de su país con mejor información, sin creer en mitos y prejuicios. La historia libera las mentes del peso del pasado para entender mejor los debates actuales. Y como la historia no es una ciencia exacta, sino basada en argumentos, sirve para enseñar a argumentar y a criticar la veracidad de los testimonios del pasado. Hoy, los niños colombianos no aprenden a argumentar, y los debates de los grandes se centran en desacreditar. La historia puede ayudar a que, desde la escuela, la sociedad aprenda a discutir sobre asuntos sociales sin tanto fanatismo ni tanta polarización.

YAMID AMAT
Especial Para EL TIEMPO