‘Llegó la hora de apretarse el cinturón’, dice Director de Fedesarrollo

Luis Fernando Mejía afirma que este año termina bien, pero el entrante no será bueno.


Foto: El Tiempo
Domingo 04 de Diciembre del 2022
Predecir o aplicar el arte de hacer previsiones sobre el futuro de la economía es muy difícil. Gobiernos del mundo entero se ven muchas veces obligados a cambiar sus pronósticos económicos. Pero el análisis de los datos y los indicadores predictivos permiten y favorecen el acierto en la proyección del futuro.

Fedesarrollo es el centro de pensamiento económico más importante del país y el primero en Centro y Suramérica. El exdirector de Planeación Luis Fernando Mejía es, desde hace 4 años, su director. Mejía sostiene que el futuro de la economía de un país sí se puede analizar con base en la evolución de las situaciones de la economía. Esta ciencia es dinámica y su marcha se puede intuir con base en cifras pasadas y presentes. Mejía considera que el año que termina ha sido económicamente bueno, pero en cambio no lo será el que comienza.

Termina el año bien. Un crecimiento estimado del 7,7 por ciento para este año, inferior al del año anterior, que fue superior al diez, pero con una dinámica muy interesante. Muchos sectores aportando al crecimiento, especialmente el comercio y la industria, con algunos sectores que no levantan cabeza, como la construcción. Hay preocupación por la agricultura, que empieza a mostrar signos de contracción.

¿Qué le pasa a la agricultura?

Está impactada por las lluvias del fenómeno de la Niña. Es muy probable que lo que está pasando continúe afectando la agricultura hacia adelante.

¿No habrá este año crecimiento en agricultura?

No. Será ligeramente negativo este año, -0,3 por ciento. Creciendo al 2 por ciento el próximo año.

¿Colombia dejó de ser un país agrícola por la violencia?

Ese es uno de los factores, pero el acceso a la tierra sigue siendo un gran problema estructural de Colombia, la informalidad, la ausencia de títulos de propiedad.

¿El catastro multipropósito, que usted redactó como director de Planeación hace más de 7 años, no sería la solución?

Sí, el catastro multipropósito es un barrido nacional para saber cuál es la titularidad de la tierra y cuáles son sus vocaciones productivas para poder hacer el ordenamiento del territorio.

El censo que alguna vez intentó Jorge Enrique Vélez en notariado fracasó...

Sí, el reto es grande porque la informalidad de las tierras en Colombia es total.

No está claro de quién es la tierra...

No hay titulación, por eso la idea de ampliar este catastro multipropósito va a empezar a dar las primeras luces. Es una apuesta importante del gobierno Petro.

¿Qué cifras posee Fedesarrollo sobre concentración de la propiedad de la tierra?

De acuerdo con la misión de transformación del campo, el Gini de la concentración de la propiedad de la tierra es del 0,8. El Gini va de 0 a 1, siendo 0 una distribución equitativa y 1 la peor distribución posible.

La concentración de la tierra indudablemente es monumental...

Así es. El 10 por ciento de los predios con mayor valor explican el 77 por ciento del valor total de la propiedad rural.

¿Por qué no ha avanzado el catastro multipropósito?

Muchas veces los propietarios no quieren dejar avanzar el programa y esto requiere mucha voluntad política, capacidad de implementación para que el Igac (Agustín Codazzi) y los catastros descentralizados puedan aunar esfuerzos para poder hacer esta actualización. Se ha ido avanzando, pero falta mucho camino.

El catastro multipropósito ya está habilitado por la ley, ¿por qué no se aplica?

Falta voluntad política por un lado, y capacidad de aplicarlo.

Ya es la función de la ministra de Agricultura...

Así es y ojalá le vaya muy bien con eso.

Por otra parte, Fedesarrollo advierte desaceleración en la economía...

Sí. Nosotros estimamos que el crecimiento económico este año va a ser del 7,7 por ciento. El próximo año estimamos un crecimiento del 1,5 por ciento. Es una caída grande, entre otras razones porque vendrán los efectos del aumento de tasas de interés por parte del Banco de la República, que están en el 11 por ciento por un lado y, por otro, porque el ambiente internacional no es favorable el próximo año. Hay riesgos de recesión en varios países de Europa, las tasas de interés han subido en Estados Unidos y el Banco Central Europeo. Y todo eso da un ambiente que no es favorable a nivel externo, que también, por supuesto, limita la capacidad de expansión de la economía colombiana.

El propio presidente Petro, al comienzo de los primeros días de su gobierno, criticó mucho al Banco de la República por el crecimiento de las tasas...

Y creo que falta al menos un aumento más. Estamos en 11 por ciento. Yo creo que va a llegar a 12 o 12,50. ¿Por qué? Porque el Banco de la República está un poco detrás de 'la curva', detrás de las expectativas del mercado, la inflación sigue al alza, no ha tocado techo. Estamos en 12,22 por ciento y es muy importante que el Banco de la República continúe dando la señal de que está haciendo su tarea para bajar la inflación. Y es una tarea difícil: aumentar las tasas de interés sube los costos financieros, encarece el crédito, disminuye el crecimiento, pero es fundamental para poder controlar este proceso inflacionario.

Es decir, ¿usted asegura que vienen nuevos aumentos en tasas de interés?

Así es.

El primer paso pareció darlo la Superfinanciera, al aumentar la tasa de usura...

La tasa de usura se calcula con base en las tasas de interés de mercado. Como el Banco de la República ha venido subiendo sus tasas, eso se traslada a todas las tasas del mercado y eso aumenta la tasa de usura. Aunque no suena bien, eso es justamente lo que está buscando el Banco la República, encarecer el costo del crédito para que la gente no se endeude al ritmo que lo está haciendo hoy. El año pasado, el consumo de los hogares creció un 20 por ciento. Este año está creciendo cerca del 15 por ciento, entonces el banco y la Superintendencia están diciendo, con razón, que el crecimiento del crédito está desbordado y que podemos tener problemas.

Esto golpea muchísimo la tarjeta de crédito...

Es un efecto deseado. El mensaje para los colombianos es que hay que apretarse el cinturón, porque el próximo año va a ser complicado. Vamos a tener costos de endeudamiento más altos, tasas de interés más altas y menor crecimiento.

Apretarse el cinturón. ¿Qué quiere decir?

Limitar los gastos. Enfocarse en los gastos estrictamente necesarios y tener ojalá, si existe la capacidad, un ahorro para momentos difíciles en 2023. Vamos a pasar de crecer del 7,7 por ciento al 1,5 por ciento, que es una caída importante en el ritmo de crecimiento económico. Además, la inflación continuará alta, ya no en el 12 por ciento, pero cerca del 7,6 por ciento el próximo año. Una combinación de una inflación relativamente alta y un crecimiento del 1,5 por ciento indican un año que no va a ser tan bueno.

¿Cuánto calcula usted la inflación de este año?

En 12,3 por ciento.

¿Y la del año entrante?

El 7,6 por ciento.

¿Y el aumento de salario de cuánto debería ser?

Con un crecimiento de la productividad del 1,2 por ciento y una inflación del 12,3 por ciento, técnicamente el salario mínimo debería aumentar un 13,5 por ciento para el próximo año.

Y ese será el crecimiento de costos y servicios...

Si el salario mínimo crece mucho, los empresarios, los medianos, los pequeños que están en el sector del comercio, de los servicios, que tienen altos costos laborales porque son grandes demandantes de mano de obra, no tienen otra alternativa que pasarle ese aumento de costos al consumidor a través de un aumento en el precio de sus bienes, lo que se traduce en mayor inflación. Cualquier aumento por encima de esta regla va a generar eventualmente problemas de más inflación y menor empleo.

El ministro de Hacienda dijo hace unos días que él no entendía por qué con el crecimiento del salario mínimo crecían con esa misma alza 252 productos y servicios más. Y que eso no se autorizaría...

Ayuda, Yamid, pero eso solo lo puede hacer con los precios que están regulados. Pero eso no evita el problema del empresario pequeño que tiene que trasladar aumentos grandes del salario mínimo al consumidor.

Es imposible evitar la indexación que provoca el aumento del salario...

Tal cual. Un empresario a quien le aumenta mucho su costo salarial, pues no tiene otra alternativa que subir sus precios.

¿A usted le parece que el gobierno Petro está corrigiendo su anuncio inicial de suspender la expedición de nuevas licencias para el petróleo?

Así parece. Este es un tema crucial, porque Colombia depende en un 60 por ciento del sector minero-energético para los dólares que ingresan al país. Luego poner incertidumbre sobre la sostenibilidad de esa fuente en su momento generó una depreciación de la moneda, un aumento del riesgo país. Por eso se ha venido corrigiendo. No es posible sustituir en corto plazo ese ingreso de divisas.

Pero hay que hacer la transición a energías renovables...

Pero con pragmatismo. La transición hacia energías limpias es buena, es necesaria, pero no acelerada. Esto no se puede hacer en cuatro años. Esto se tiene que hacer pensando en 25 o 30 años. El gas es fundamental en la transición y el petróleo lo va a seguir demandando el país. Colombia no se puede dar el lujo de dejar enterrado el petróleo porque no existe en el corto plazo fuente de reemplazo de esos ingresos tan importantes para el país.

¿Qué va a pasar con los nuevos contratos de exploración y explotación?

Los inversionistas están atentos. Yo creo que le están dando un compás de espera al Gobierno. Ojalá, de nuevo, prime el pragmatismo y el Gobierno se dé cuenta en esos análisis se que el sector se continúa necesitando, al menos en el corto plazo.

Es decir, renunciar a los ingresos que producen hoy el petróleo, el carbón, el gas es condenar al país a la crisis...

A unos desbalances macroeconómicos muy grandes, a problemas en el financiamiento en nuestras cuentas externas y a problemas de financiamiento para el propio Gobierno. Condenar al país a unos riesgos de crisis macroeconómica graves. Pero creo que el Gobierno ha moderado su posición y creo que va a adoptar una posición razonable, en la que se acelere la transición, pero manteniendo en esa transición al sector minero-energético como fuente de generación de divisas.

¿Cuáles son los grandes retos que esperan al país para el próximo año?

Primero: control de la inflación. Una parte importante de lo que está pasando proviene de un aumento grande de la demanda que se viene controlando por parte del Banco de la República. Segundo: el ajuste fiscal. Tercero: empleo. Colombia no se puede conformar con una tasa de desempleo cercana al 10 por ciento. Cuarto: la reforma laboral, que ojalá incluya medidas para incentivar la generación de empleo. Por ejemplo, repensando la forma en la que tenemos nuestro esquema de contribuciones a la seguridad social en el país, que, entre otras cosas, induce a la informalidad. Por ejemplo, le pedimos a alguien con ingresos bajos que quiere ser formal que aporte a la salud, cuando siendo informal puede acceder gratis al régimen subsidiado. Eso no tiene sentido.

¿Cuál debería ser el camino?

Tenemos que llegar a un equilibrio que permita incentivar la formalidad y, por supuesto, también abaratar, en la medida de lo posible, los costos de contratación del empleo formal. El tema de educación también es muy de fondo. Las habilidades que requieren hoy en día los jóvenes son distintas de las que requerían hace 10, 20 o 30 años. Énfasis en cursos cortos, esto no es un tema únicamente de regulación laboral, sino de educación y su calidad y pertinencia de formación para el trabajo.

Los resultados en nuestro nivel educativo son terribles...

Además con una inequidad brutal. Porque, el 80 por ciento de los jóvenes están en colegios oficiales, solo el 20 por ciento en colegios o establecimientos privados y hay una brecha muy grande entre la educación privada y la pública.

Resumen de los retos...

1. Control de inflación. 2. Ajuste fiscal. 3. Reforma laboral. 4. Mejor educación.

YAMID AMAT
ESPECIAL PARA EL TIEMPO