'Petro le está haciendo mucho daño a Bogotá': Gina Parody

La saliente consejera presidencial dice que el alcalde capitalino 'no sabe
administrar ni gobernar'.

Foto: El Tiempo
Domingo 03 de Marzo del 2013

Por vez primera una alta funcionaria del Gobierno, nadie menos que la
consejera presidencial para Bogotá, Gina Parody, declara públicamente que el
alcalde Gustavo Petro no solo no sabe gobernar, sino que desconoce la gerencia y la administración. “No ha entendido que para gobernar se necesita equipo”,
puntualiza. La consejera, que deja el cargo para asumir el martes la dirección
del Sena, no vacila en afirmar que Petro “le esta haciendo mucho daño a la
ciudad”.

 

Parody, quien asumió la consejería en septiembre pasado, revela que nunca,
durante los 5 meses en que trató de hablar con él, pudo hacerlo.

 

¿La decisión suya de aceptar la dirección del Sena supone que fracasó
como delegada del Presidente para la Alcaldía?


 

No, en lo absoluto. Para el Gobierno Nacional, Bogotá es muy importante; es,
ha sido y será preocupación permanente del presidente Santos. Él me puso a
escoger entre mi pasión, que es Bogotá, y mi obsesión, que es la educación. Y no
lo dudé: es una gran oportunidad para dedicarme a la educación, a través del
Sena.

 

Le pregunté si fracasó como consejera presidencial para Bogotá,
porque el alcalde Petro reaccionó mal ante su nombramiento. ¿La
bloqueó?


 

Las funciones de la Consejería no estaban direccionadas hacia la alcaldía de
Bogotá. Eran mucho más amplias. Tenían que ver con la presencia del Gobierno
Nacional en Bogotá a través de distintas entidades –Sena, DPS, ICBF– y con
aproximar al Gobierno Nacional al ciudadano. Todo eso lo logramos. Otra de las
funciones era ayudar directamente a la Alcaldía, para que le fuera bien. Tengo
que decir que eso sí fue muy difícil.

 

¿Por qué difícil?

 

Porque el alcalde Petro no ha entendido que para gobernar y para ejecutar se
necesita trabajar en equipo, en unión. Fíjese cuánta gente se le ha ido. Huyen
despavoridos. Y eso ha ocurrido no solo con la Consejería. También, con varios
ministros, empresarios y constructores. Eso le está haciendo mucho daño a la
ciudad. Hay un tema crítico de administración en la ciudad, y Petro no ha
entendido que hay que trabajar en equipo.

 

¿Será que Petro piensa que debe hacer todo?

 

No creo que sea una cosa napoleónica; es un problema de no saber gobernar, de
no saber ejecutar. El alcalde cada vez pierde más gente. Y gente valiosa.
Comenzando por quien se fue primero: Antonio Navarro.

 

¿A qué adjudica eso?

 

Conocí a un Petro en el Congreso y a otro Petro en la Alcaldía. En el tema de
basuras, por ejemplo, estoy segura de que si hubiera escuchado a todas las
personas que hicimos advertencias, no habría ocurrido lo que ocurrió. El
Gobierno Nacional solo quería ayudar, y él en cambio se fue y se atrincheró en
defensa de sus anuncios. Petro no es capaz de oír ni de trabajar en equipo. 17
altos funcionarios le renunciaron en los primeros 14 meses. Eso está golpeando
muy duro a la ciudad. Y cuando se golpea a la capital, se termina afectando
seriamente planes y propósitos nacionales.

 

¿Cómo prevé usted el futuro del alcalde Petro en Bogotá?

 

No creo que vaya a cambiar, y para la ciudad, el alcalde y sus errores se
están convirtiendo en un costo muy grande. Le pongo otro ejemplo: en el tema de
TransMilenio hacia Eldorado, el presidente Santos dio la instrucción de llegar
hasta el aeropuerto. Eran dos kilómetros con pasos deprimidos y puentes
peatonales, es decir, una obra compleja que al final terminaba costando más de
130.000 millones. El presidente Santos tomó la decisión de pagar, desde el
Gobierno Nacional, toda la obra, e hicimos un convenio con el Distrito para que
se cumplieran unos plazos y el año pasado se pudiera dar inicio a esa obra. El
Gobierno Nacional cumplió con todo en las fechas indicadas, Opaín cumplió con
todo, y el Distrito no quiso cumplir con ese convenio por una instrucción
directa del alcalde. Dejó perder la plata que le iban a entregar. Petro volvió,
en este caso como en tantos otros, a perjudicar a la ciudad.

 

¿Es decir: los problemas del alcalde Petro no fueron solo con
usted?


 

Claro que no. Vea lo que le pasó con el ministro Vargas Lleras. Bogotá tenía
destinadas 8.000 casas, y Petro dejó perder más de 3.000. En el resto del país
el programa avanza exitosamente.

 

¿Y cuál es la solución?

 

Se ha trabajado y se seguirá trabajando por Bogotá. Por ejemplo, en planes
contra la pobreza, con Red Unidos escogimos dos zonas para comenzar: Usme y
Kennedy. Vamos a crear zonas libres de pobreza. También vamos a construir un
Sena en Usme. El Sena tiene 14 instituciones en Bogotá y crearemos por lo menos
dos más, generando educación y empleo. Lo que ocurre es que Petro es un alcalde
que ni siquiera acepta el diálogo. No hablo de la crítica, hablo del diálogo, y
eso es muy grave para la ciudad.

 

¿Y el problema de TransMilenio?

 

Es igualmente grave. En TransMilenio se van a acabar los contratos de fases 1
y 2. No bajó las tarifas con cargo a los operadores, que era la negociación que
debía haber hecho. Petro tampoco ha puesto a avanzar el metro. Hoy se podría
estar hablando de una licitación abierta para hacerlo por la avenida
Caracas.

 

¿Pero las tarifas sí las bajó. O no?

 

Sí, pero con cargo al presupuesto distrital. No ha podido renegociar los
contratos con los transportadores para que la rebaja sea con cargo a ellos.

 

¿Usted está de acuerdo con la eventual revocatoria de su
mandato?


 

El Gobierno Nacional ha sido claro en su posición frente al tema de la
revocatoria.

 

Pero esa es una herramienta constitucional…

 

Es un derecho de los ciudadanos. Son ellos, y no los funcionarios públicos,
quienes la defienden o la promueven.

 

El vicepresidente Garzón dijo en EL TIEMPO que al alcalde hay que
ayudarlo.


 

Esa es la premisa del presidente Santos: al alcalde hay que ayudarlo, pero
sobre todo hay que ayudar a Bogotá. Los bogotanos se dejan ayudar. En cuanto a
Petro… para bailar tango se necesitan dos…

 

¿Petro se deja ayudar o no?

 

No. La respuesta es no.

 

¿Habrá una nueva consejera para Bogotá?

 

Bogotá va a seguir siendo una prioridad para el presidente Santos. El,
autónomamente, tendrá que evaluar a través de qué mecanismo. Si el Gobierno no
hace las cosas que Bogotá necesita en educación, desarrollo, lucha contra la
pobreza, planeación, la ciudad no va a avanzar.

 

¿Cómo va la educación en Bogotá?

 

Hay estudios que muestran que los colegios en concesión ayudan a que haya
menos deserción; hoy no se sabe si van a seguir o no. En nada se sabe qué va a
pasar. Nadie ve avance en la ciudad. Solo se ve preocupación…

 

¿Cuál es su opinión sobre el tema de valorización?

 

En el mundo lo que se utiliza es que el tributo sea fácil y actualizado. Yo
tengo una sospecha y es que aquí la gente puede estar pagando dos veces por el
mismo concepto. El predial a las casas debe estar llegando un ciento por ciento
más alto de lo que les llegaba hace unos años. Y se paga un predial actualizado
y al mismo tiempo le van a cobrar una contribución por valorización que ya no se
justifica porque la naturaleza por la cual fue creado se acabó. Antes se
necesitaba porque la casa no tenía valor real. Hoy, actualizado, la ciudad se
debía financiar con eso.

 

Pero el alcalde repite que necesita recursos…

 

Lo que necesita es saber gobernar y ser gerente. La ejecución del presupuesto
el año pasado llegó solo al 62 por ciento, según dice la Veeduría. El problema
del alcalde es que no sabe que para gobernar y ejecutar se necesita trabajar en
equipo. Hasta Dios necesita de santos, apóstoles, ángeles y arcángeles.

 

El Sena va entrar a
los colegios

 

¿Por qué el Presidente la escogió para el Sena?

 

Todo su plan de desarrollo está enmarcado dentro de la seguridad, la igualdad
de oportunidades, la educación y la lucha contra la pobreza. Desea un gran
fortalecimiento del Sena, y esa es la tarea que me encomendó. Acabamos de
inaugurar en Usaquén el programa Convivencia y Paz, con instructores de
Coldeportes y del Sena, para que los niños puedan jugar 7 disciplinas 3 veces a
la semana, 4 horas. Vamos a darle un impulso grande al Sena: vamos a entrar a
los colegios en décimo y en undécimo. Ya la Cámara de Comercio se sumó a la
idea.

 

¿Cómo así “vamos a entrar”?

 

La mayor deserción de los niños se produce en décimo y undécimo. Hay estudios
que muestran que si a esos grados entra una institución técnica o tecnológica,
la deserción baja. Vamos a masificar ese plan.

 

¿El Sena corre algún riesgo por la reforma tributaria?

 

Absolutamente ninguno. Lo único que quiere el Presidente es fortalecer el
Sena. Por eso la reforma dejó claro que el presupuesto nunca va a ser menor que
el del año anterior. El Gobierno fortalecerá la educación técnica y tecnológica:
es la puerta a igualdad de oportunidades.

 

¿Qué prioridades tendrá?

 

Primero, robustecer el tema de tecnología y bilingüismo; segundo, aumentar y
ampliar los programas en educación virtual (25% de los usuarios de Internet lo
hacen para formarse en cursos virtuales como los que ofrece el Sena). Tercero,
irnos a las regiones para que toda la educación sea pertinente con el trabajo
que cada ciudad requiere. Hace unos días se fue una empresa porque necesitaba
dos mil jóvenes bilingües en un ‘call center’. Eso no puede pasar.

 

¿Qué problemas tiene el Sena?

 

Es una institución grande y compleja que requiere de una gran calidad
administrativa. Luis Alfonso Hoyos se dedicó a lograr elevar los niveles de
calidad en la gestión y a organizar la casa. Pero los retos continúan.

 

¿Hay fallas en calidad?

 

No, pero la podemos optimizar tecnológicamente y con extensión de la
educación en inglés. Ya el Presidente, por ejemplo, pidió 200 voluntarios de
Estados Unidos para que lleguen el próximo año al Sena. Serán profesores de
inglés, y buscamos convenios, como con el British Council.

 

¿Cuántos estudiantes tiene hoy el Sena?

 

Siete millones de estudiantes pasaron el año pasado por el Sena.

 

¿Cuántos hablan inglés?

 

Nadie lo sabe. Pero yo aspiro a que, al terminar mi gestión, todos los
jóvenes que se inscriban para formación técnica y tecnológica sean
bilingües.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO