'Colombia no es un Estado fallido': presidente de la Corte Suprema de Justicia

El magistrado Gerson Chaverra rechaza la idea de traer una comisión extranjera contra la impunidad.

Foto: El Tiempo
Domingo 17 de Marzo del 2024

Ha superado en la vida todos los desafíos. Ser pobre. Ser humilde. Ser negro. Y recorrió caminos de estudio y sacrificio, rodeado de violencia guerrillera, unas veces, paramilitar, otras. Se llama Gerson Chaverra, nació en Querá, una vereda del Bajo Baudó, Chocó, en las manos de una comadrona. Su mamá era Rita Manuela Castro, quien recorría la región, como maestra de escuela. Su padre era mecánico. Los dos ingresos difícilmente alcanzaban para mantener a 9 hijos.

Por decisión de su madre, el joven Gerson fue enviado a Bogotá en 1986, para estudiar derecho en la Universidad autónoma. Se graduó en 1992 y comenzó su carrera como abogado, porque el mismo año fue nombrado juez municipal de Riosucio, en el Chocó. Desde entonces, siempre ha sido juez. Todos los cupos de estudio, a pesar de su situación de marginalidad, los ganó por concurso de méritos. Su diálogo con este cronista para EL TIEMPO, comienza hablando de racismo.

- Usted es el primer hombre de color que llega a la presidencia de la corte...

- Esta es una sociedad excluyente con personas de raza negra; no le ha permitido en igualdad de condiciones, acceder a altas posiciones del Estado. Era mi madre que como maestra de escuela siempre nos animaba a luchar para alcanzar los sueños y esa motivación me impulsó siempre.

- ¿Su madre era maestra?

- Maestra de escuela. Le tocó muy duro en la vida porque tuvo que luchar para sacar adelante nueve hijos y lo logró. Todos somos profesionales.

- ¿Y su padre?

- Era mecánico de taller. Ni siquiera alcanzó a ser bachiller.

- ¿Cómo es la historia de su juventud?

- Bachillerato y primaria, en escuela pública.

- ¿Por qué afirma usted que el país es muy segregacionista?

- Para estudiar derecho, en el año 1986 desplazarme a Bogotá. Y en la interrelación social necesariamente hay expresiones racistas, despectivas. Tiene uno que tener una gran fortaleza espiritual para sobreponerse a ese tipo de cosas y no dejar que esas manifestaciones lo amilanen o afecten. Más allá de un color de piel, lo que hay es que demostrar que se tienen valores éticos, que se tiene inteligencia.

- ¿Y cómo fue su carrera para llegar a la Corte Suprema?

- En el año de 1992 me gradué como abogado, en la Universidad Autónoma de Colombia, en Bogotá; como tenía clara la meta de ser juez, me regresé a Chocó.

Elevé una petición al Tribunal Superior de Quibdó para ser juez de alguna de las plazas. Y el 15 de junio de 1992, el Tribunal me nombró juez Promiscuo Municipal de Riosucio, una población muy marginada, olvidada, en el Urabá chocoano a nueve horas por río, partiendo desde Quibdó, con unos problemas de violencia supremamente graves. Porque estaba la violencia guerrillera y paramilitar en su punto más alto. Me monté en un bote y arranqué, hace 32 años. Desde entonces no he parado de ser juez. Emprendí esa travesía y llegué 10 horas después de salir del puerto de Quibdó a Riosucio, me posesioné como juez promiscuo municipal. Después de esa experiencia, vino el concurso judicial, concursé, y gané. Después concursé como Juez Promiscuo Municipal de Riosucio, y gané. Ahí estuve por casi tres años. Luego concursé para ser juez promiscuo de circuito en Bahía Solano Chocó, o sea, a nivel del mar. Y también gané. Luego pasé a ser juez penal de circuito de Quibdó. Ya llevaba 15 años de experiencia como juez en mi departamento. Vino otro concurso de méritos adelantado por el Consejo Superior en Bogotá. Gané, fui 3 años Juez Penal de Circuito. Una experiencia maravillosa, porque ya era juez de la República de Colombia. Después de tres años volví y presenté concurso y gané para Magistrado de tribunal. Volví a Quibdó y fui presidente del Tribunal Superior de Quibdó, una aspiración importante en mi vida.

- ¿Por qué lo considera así?

- Cuando yo era juez de Riosucio, iba a Quibdó a saludar a los magistrados, y pensaba que algún día yo estaría en el tribunal de mi tierra y como presidente.

- ¿Por qué dice que era una de sus metas?

- Porque tenía también otras metas. Llegar al Tribunal de Bogotá y ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia.

- ¿Y entonces cómo prosigue su historia?

- Después de tres años, por virtud del concurso, me nombraron magistrado de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá. En 2017 me eligieron presidente del Tribunal Superior de Bogotá, siendo el primer chocoano, y primer negro que preside el principal tribunal del país.

- ¿Y cómo llegó a la corte suprema de Justicia?

- En septiembre de 2019 quedaba una vacante en la Corte Suprema de Justicia porque el doctor Luis Guillermo Salazar acababa su periodo constitucional. Entonces me dije: "¡Este es el momento!". Tenía 28 años ininterrumpidos como juez y magistrado, a partir de ganar concursos de méritos. Soy un hombre creyente en Dios y me dije: "Señor, concédeme esta gracia de ser magistrado de la Corte Suprema y te prometo que haré una magistratura al servicio de la comunidad".

- ¡Y lo escuchó!

- Mire: El 28 de febrero del año 2020 yo cumplía años. Y ese día fui elegido magistrado de la Corte Suprema. El mejor regalo que me pudo haber dado Dios, en el año 2023 me designaron vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, y este año el 25 de enero, me nombraron presidente de la Corte Suprema.

- ¿Usted es casado? ¿Tiene hijos?

- Estoy casado y con una maravillosa mujer. Se llama Soraya y es odontóloga. Tenemos un hijo que es el sol dorado para nosotros. Tiene 16 años. Está haciendo 10.º en el colegio San Bartolomé La Merced y es un gran jugador de tenis.

- ¿Juega bien?

- Extraordinariamente bien. Y no porque sea mi hijo.

- ¿Y qué piensa hacer su hijo?

- Todavía tiene tiempo para pensar. Es mejor que ellos se inclinen por lo que ellos quieren ser. Hay que enseñarles a volar y luego, dejarlos volar...

- ¿Cree que es cierto que en Colombia la justicia no opera?

- La congestión judicial es estructural, pero eso obedece a varios factores. Uno de ellos el Estado. Le ha trasladado a los jueces la transformación social. Entonces, si no funciona la salud, a punta de tutela los jueces la ordenan. El sistema pensional no funciona porque las historias laborales están perdidas, porque no se hacen los cómputos adecuados y es a través de la tutela o de la justicia laboral que corresponde solucionar el derecho social que debe garantizar el Estado. Las carreteras del país o la atención en educación no funciona. Es a los jueces de la República que a través de actuaciones constitucionales les corresponde actuar. Eso genera necesariamente una gran congestión judicial, porque en la medida que el Estado en sus instancias ejecutiva y legislativa no funcione, se genera incremento de la demanda de justicia, sumado a otros problemas bastante estructurales.

- ¿Y faltan Jueces?

- La conflictividad nacional ha aumentado y el número de jueces es insuficiente para atender con celeridad la demanda de la justicia.

- ¿Por que la opinión general cree que la justicia en Colombia, no funciona?

- Hay una demanda muy alta de justicia y como el recurso humano no es suficiente para atenderla, entonces se genera congestión judicial y eso hace que los tiempos de respuesta de los casos de demandas demoren siete, ocho años, eso manda el mensaje de que la justicia no funciona. Además, los niveles de impunidad también son bastante altos y eso manda la sensación de que la justicia no actúa. Pero es un problema estructural no achacable a los jueces y a los fiscales del país. Es un problema donde se requiere una intervención estructural del Estado para que la respuesta frente a la demanda de justicia no sea tan demorada.

- ¿Cuál es la mayor demanda de los colombianos?

- La salud. Uno habla con los jueces municipales y dicen que prácticamente los procesos penales, civiles y laborales no los pueden atender, porque un juez que durante una semana tiene que atender 30 acciones de tutela, que tiene que fallar dentro del término perentorio de diez días, so pena de un proceso disciplinario, pues no tiene tiempo más que dedicarse a otros casos.

- ¿Y concretamente qué casos en la salud?

- Las acciones de tutela en materia de salud son disímiles por la falta de atención, porque no hay una cama, porque no hay una UCI, porque no dan el medicamento, porque no hay el respirador, porque no dan los pañales, porque tienen fijada una cirugía y han pasado más de seis meses y así. La atención en salud del personal recluso también se volvió un problema estructural.

- La tutela y las demandas sobre salud son los dos factores que han provocado en la congestión en la justicia.

- Es uno de los factores de la congestión. Ahí encontramos un tapón. Los jueces tienen que resolver las acciones de tutela. Y el resto de la justicia queda taponada.

- ¿Otro tema: hay garantías de que no avance la idea de traer una comisión extranjera contra la impunidad que reemplazaría a la Corte Suprema y la Fiscalía? ¿Y cuál cree que será la posición de la nueva fiscal ante esa idea?

- La doctora Luz Adriana Camargo, como nueva fiscal General, nos que ella no va a apoyar la idea de traer a Colombia una Comisión internacional de lucha contra la impunidad, que termine sustituyéndola a ella como Fiscal General.

- La propuesta la hizo el director de la Justicia Penal Militar en la Comisión de Reforma de la Justicia...

- Así es, En el marco de una de las reuniones que tuvimos sobre la reforma a la Justicia, la persona que usted menciona hizo ese planteamiento y de manera enérgica lo rechacé porque la Corte Suprema de Justicia, como máximo tribunal de la jurisdicción ordinaria, no puede estar de acuerdo con una figura de esa naturaleza que afecta el principio de soberanía judicial. Además, eso es una afrenta a la historia judicial del país, donde de manera decidida por más de 138 años hemos luchado contra la criminalidad y contra la corrupción, incluso sacrificando y ofrendando la vida de muchos jueces y magistrados del país. De ninguna manera aceptamos la sustitución del Poder Judicial en Colombia. Nos oponemos de manera rotunda y radical. Colombia no es un Estado fallido, que tiene que importar jueces.

- ¿A propósito de la nueva fiscal Dra. Luz Adriana Camargo, por que la eligieron?

- La doctora Luz Adriana Camargo fue escogida como nueva Fiscal General de la Nación a partir de la valoración juiciosa de su trayectoria y de su hoja de vida. La doctora Camargo tiene amplia trayectoria como abogada especialista en Derecho Penal y criminología. Fue magistrada auxiliar de la Corte Suprema de Justicia por más de ocho años. Integró la comisión que se encargó de la investigación de la parapolítica, también la comisión que investigó delitos contra la administración pública, delitos de corrupción ejecutados por aforados constitucionales. Además, la doctora Camargo durante más de nueve años se desempeñó como fiscal delegada ante la Corte Suprema, Fiscal auxiliar ante la Corte, y Fiscal ante los jueces penales de Circuito. Además, fue Directora Administrativa y Financiera de la Fiscalía.

- ¿La renuncia de la Dra. Amelia Pérez afectó la elección?

- La renuncia de no le quitaba validez ni viabilidad jurídica la terna y, por tanto, la Corte estaba habilitada para seguir con el proceso. La Corte Suprema de Justicia, además no es competente para estudiar renuncias. La competencia corresponde al Presidente de la República. Consideramos que esa renuncia ante nosotros no tenía la capacidad de hacer inviable la terna; incluso lo sometimos a votación. Ella obtuvo un voto, la doctora Camargo tuvo 18, la doctora Ángela María Buitrago tuvo dos votos y un voto en blanco.

- Parecería que la reacción del Presidente Petro no fue muy favorable...

- Nosotros como jueces de la República cumplimos con nuestra función constitucional sin esperar cuál va a ser la reacción de un determinado sector de la opinión pública. Lo más importante es haber actuado con tranquilidad, en conciencia y ofrecerle al país la decisión que, a nuestro juicio, era la mejor.