Controversia sobre un fenómeno nacional

El Reinado Nacional de Belleza, que cada año por estas fechas se realiza en Cartagena, cumple 70 años. Y sigue tan campante, sin que nada logre interrumpirlo. Su presidente, Raimundo Angulo, lo defiende y el sociólogo Orlando Fals Borda lo enjuicia.
Foto: El Tiempo
Domingo 14 de Noviembre del 2004
'El Concurso es un oasis'

¿Qué es lo que origina que un país en grave conflicto armado, con tan sombrías cifras de miseria, con el drama de millones de desplazados, con la penalidad del desempleo, y las invasiones, se dedique durante un mes a un reinado de belleza que atiborra las páginas de diarios y revistas, que se toma la televisión y la radio, y que productos comerciales y agencias de publicidad muevan millones en su entorno?

"Es el amor", dice Raimundo Angulo, presidente del Concurso Nacional de Belleza, y agrega: "Es ese sentido de pertenencia que existe en el país, por las reinas y por la misión social que cumplen".

Angulo, economista cartagenero, que heredó de su madre, Doña Tera, la organización del evento social y de belleza más importante del país, lo ha conducido con rigor, destreza y habilidad en los últimos 9 años.

¿Qué es lo que explica que nada interrumpa el reinado? Esa es la primera inquietud del siguiente reportaje con Raimundo Angulo Pizarro.

¿Por qué ni el asesinato de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia provocó un aplazamiento del reinado y de sus fiestas?

Porque el pueblo colombiano ve en el concurso un respiro, algo de tranquilidad. Un oasis en medio de la sequedad del desierto.

Antes, el reinado era cada dos años. Se volvió anual. Antes eran tres días, ahora son tres semanas. ¿No es excesivo?

¿Es excesivo darle a la gente alegría? ¿Es excesiva la ayuda social del Reinado? Cartagena tiene niveles de miseria del 40 por ciento y una pobreza del 70 por ciento. En el Concurso Nacional de Belleza, gracias a la Fundación amigos de los Niños y Children International, tenemos y trabajamos con 18.000 niños apadrinados en la zona suroriental. Gracias a las reinas existe el barrio Rafael García Herreros. En este desastre invernal dimos 10 casas a los damnificados y 20 millones de pesos para abrir un fondo de ayuda.

Dicen que con el valor de un solo traje de reina, el de la ceremonia de coronación, se les podría dar techo a tres familias...

El Concurso Nacional de Belleza les da todo, con telas nacionales, diseños nacionales, fomentando el trabajo colombiano, con artesanos colombianos. Hace tres años, siendo alcalde de Bucaramanga Iván Moreno Rojas, se nos presentó un problema: toda la marroquinería y todos los zapatos que se hacían en Bucaramanga estaban desapareciendo. Hicimos una alianza: el alcalde apoyaba el concurso y las reinas sólo usarían zapatos colombianos hechos en Bucaramanga, para reactivar la industria local. Antes vendían 124 mil pares de zapatos al año y tenían una feria de 24 o 27 expositores; hoy venden dos millones y medio de zapatos y van 400 expositores a la feria. Hoy les damos todo a las reinas. Sólo les pedimos los vestidos de coronación y de fantasía.

¿No influye el concurso en que el sueño de las niñas sean las cirugía plásticas?

Los extremos de la anorexia y las cirugías plásticas son imperdonables.

¿Eso no es, acaso, lo que fomenta el reinado de Cartagena?

No. El Concurso lo rechaza. Hemos hecho propia la frase de Gabo, de que las preferimos hechas en la cama y no en el quirófano.

Pero, quiéralo o no, el concurso lo estimula...

Tal vez suceda eso, pero no es lo que el Concurso pretende.

La líder feminista y psicóloga Florence Thomas dice que en el Concurso se trata a la mujer como mercancía y se la examina como ganado...

En las sociedades capitalistas que viven en función del mercadeo, eso ocurre y mucho, pero en el Concurso conservamos unos valores. Una cosa es que tu promuevas un producto y otra cómo lo promueves.

No es terrible que mientras alrededor del Hilton hay un derroche de abundancia y fiesta, en las afueras hay gente muriendo de hambre...

¿No cree que es terrible que los Estados Unidos, semejante nación tan rica, también tenga miseria? ¿No es terrible que en Bogotá exista Ciudad Bolívar, y en Cali el distrito de Agua blanca y la comuna nororiental de Medellín?

¿Por qué la Costa parece otra nación?

Porque es el Caribe, el mar. Nosotros nos levantamos y vemos el horizonte. Ustedes se levantan y ven neblina. En Bogotá se robaban el país y mandaban la plata para Suiza; aquí roban y hacen una fiesta para todo el mundo. No justifico ni hago apología, ambas actitudes son condenables, ¿pero ve la diferencia?

'El Reinado expresa el problema nacional'

¿Cómo fue que Orlando Fals Borda, uno de los más grandes pensadores del país, autor de obras como La violencia en Colombia (con Eduardo Umaña y el Padre Germán Guzmán) o de libros como La historia doble de la costa (4 tomos sobre la historia, la sociología, la geografía y la antropología costeñas) o estudios sociológicos como Campesinos de los Andes, libro sobre una vereda de Chocontá, aceptó un reportaje sobre el Concurso Nacional de belleza? ¿Cómo fue que uno de los más formados pensadores de la izquierda colombiana, fundador de la Facultad de sociología de la Universidad Nacional, premio Hoffman de las Naciones Unidas por su trabajo de desarrollo social, premio Kreisky de Austria por derechos humanos en Colombia, aceptó hablar sobre ese fenómeno nacional del reinado de Cartagena?

La respuesta, la van a entender, al leer el siguiente reportaje.

Fals, es un barranquillero de 79 años que, en vez de reflejar su condición de historiador y de gestor de la sociología académica en Colombia, parece más un joven costeño amante del ron, adicto al fandango y adorador de la mujer

¿Una fiesta como la de Cartagena no podría ser posible sino en la Costa?

El concepto de fiesta entre nosotros, los costeños, es parte de la vida. En la Costa se trabaja o se goza, pero nunca se mezclan trabajar y gozar.

¿Por qué es posible sólo en la Costa?

Tenemos deidades, ideas antiguas que provienen de aborígenes, de los negros, los cimarrones, de los campesinos y artesanos antiseñoriales de España, que llegaron en el siglo XVII, es decir, toda una cultura rústica. Son deidades que habitan en el Corcovado, en la Sierra Nevada, en los ríos y en las ciénagas. En la Costa hay acceso muy fácil para establecer esa relación directa con la deidad. Es muy diferente en el interior. Para empezar, Bochica, era barbudo y blanco, y nuestras deidades son indígenas, cobrizos. Así se entiende esa necesidad lúdica de la gente costeña.

¿De dónde nace el carácter festivo de la Costa?

Algunos dicen que estar al lado del mar ayuda; pero nuestra actitud abierta es la que ha permitido que los grupos extranjeros se sientan mucho más felices y mejor recibidos por la gente de la Costa que por la gente del interior. Por eso en Barranquilla alemanes, libaneses, italianos, árabes han sido no sólo bien acogidos, sino que se han constituido en una clase dominante económica y socialmente.

¿Cómo se puede explicar que un país con la violencia y la miseria que soportamos de pronto se dedica un mes a la diversión y las reinas?

Son naturales esos escapes que resucitan a las personas en su depresión. Es la continuidad de la vida. No habría gozo, sino hubiera sufrimiento, y viceversa. Es necesario el escape lúdico. Lo que podría ser criticable, es que esa tendencia se convierta en manipulación, o negocio interesado y mercantilista como ocurre en estos reinados, donde hay interés en promover determinados productos sin pensar en el ser humano.

¿Hay un origen ancestral en el reinado?

En el caso de Cartagena, hay dos tipos de concursos. El aristocrático, que tiene inspiración europea y nació en 1934, cuyas reglas eran muy determinadas por lo extranjero. Hay otro tipo de concurso y de fiesta de origen popular, que tiene raíces ancestrales y eso es lo que permite darles sentido a las reinas y a las personas que personifican la fiesta. Por eso las fiestas populares están inspiradas en algún producto del campo: la fiesta de la caña, la fiesta de la panela, la fiesta de la chicha, la fiesta del maíz.

¿Qué diferencia hay entre el tratamiento que daban nuestros indígenas a la mujer y el que damos ahora?

La mujer era más considerada y respetada entre los aborígenes que entre nosotros, los de la civilización cristiana occidental. Los reinados de belleza, en todas partes, se quedaron en el sentimentalismo romántico del siglo XIX que endiosa el cuerpo y descuida la inteligencia.

¿Y qué opina de ese fenómeno?

Me parece muy injusto con la mujer como ser humano. Por eso prefiero los reinados populares, cuando reconocen las raíces culturales, cuando sus referentes se relacionan con la vida regional y tropical, como en los festivales de frutas de la tierra o instrumentos como la gaita u objetos como el sobrero vueltiao, que son cantos a la vida y al trabajo productivo. Por eso mi reina ideal sigue siendo Maria Barilla, la lavandera del Sinú de los años 30; porque vivía la cultura popular; la personificó y enriqueció en los fandangos, así fuera más bien fea de rostro; pero no necesitó liposucciones ni respingadas de nariz para ser lo que fue: una diosa. La diosa del porro.

¿Nuestros indígenas hicieron algún tipo de elección de reina?

Por supuesto. Había cacicas, mojanas, había magas o brujas.

¿Quién era la cacica?

La que mandaba. Entre los zenúes, era elegida. La cacica era una persona muy especial, tan especial que nunca la dejaban pisar el suelo. Era reina

¿Quién es la mojana?

Una sacerdotisa. �?l mojan representa una deidad como un río o una montaña, y la mojana es la que le sirve de sacerdotisa.

¿No cree que, de todas maneras, el Reinado de Cartagena exalta a la mujer?

Tenemos que aceptar que la mujer merece todo homenaje. Porque ella no solo representa la continuidad de la especie, sino que es también el equilibrio de las sociedades. Su papel es fundamental; no fue suficientemente reconocido en algunas épocas del pasado. Por ejemplo: en la época victoriana, era apenas, un ser idealizado y puesta en un pedestal sin ningún respeto. En las revoluciones más importantes que ha tenido el mundo en los últimos cien años, ha sido el papel de la mujer y su recuperación como hacedoras lo que han cambiado los destinos de los pueblos. La mujer ha hecho una revolución subterránea, a veces no muy visible, que ha cambiado el sentido y el contenido de las sociedades en todo el mundo. Entre nosotros, es igual aunque no lo parezca. En la Costa Atlántica es más importante la madre y la abuela que el hombre que acompaña. Esa figura central es la que debe recibir nuestro homenaje.

Ese pensamiento deja la sensación, increíble por cierto, de que a usted le gusta el reinado como exaltación a la mujer...

No. Eso lo explica, pero no justifica como se ha venido haciendo; en el fondo, siente que tiene una mala conciencia que se expresa con lo que ellos llaman la "acción social", es decir unas escuelitas, 10 casas, una cancha de baloncesto, los regalos que dieron para los damnificados del invierno. Esa no es una función del reinado, sino del Estado. El reinado expresa el problema nacional. Es la mejor radiografía del país: los contrastes entre las clases sociales; la gran riqueza y la gran pobreza. La gran satisfacción y la gran desesperanza; la fiesta y la desilusión.

¿Por qué el fenómeno costeño de surgir y sobresalir? Un García Márquez en la literatura; un Núñez en la política, un Obregón en la pintura, un Pibe Valderrama, una Shakira o un Vives, un Pedro Biava en la música clásica, un Rojas Erazo, un Grau, un Santodomingo en la industria...

Es el fósforo que tomamos del mar. Es la topografía nacional. No es invento mío. Cuando yo estaba en la Constituyente, me acusaron de que quería partir a Colombia en nueve grandes regiones. No es que yo quiera; es la realidad del país y es la gran ventaja de Colombia. El tesoro de los colombianos es la diversidad tropical que nos ha correspondido. La misma que no hemos valorado, ni cuidado, ni respetado y que nos la están robando. Nos quieren invadir, en el Amazonas y en el Chocó. Hay que volver los ojos al campo, a la naturaleza propia; recuperar la esencia de la nacionalidad colombiana; no perder el alma nacional.